Nuevo plan del ICE excluye la descarbonización del país

Máster Ricardo Trujillo Molina

Eran las 10 y 27 minutos del 8 de Mayo del 2018 recién pasado cuando escuchamos  a don Carlos Alvarado, actual Presidente de la República, dirigirse a la nación en los siguientes términos “Tenemos la tarea titánica y hermosa de abolir el uso de combustibles fósiles para dar paso al uso de energías limpias y renovables. La descarbonización es la gran tarea de nuestra generación, y Costa Rica debe estar entre los primeros países que lo logra, sino el primero. Impulsaremos el transporte y la producción eléctrica, de hidrógeno o de otras tecnologías; modernizaremos instituciones -como el ICE y RECOPE- dialogando entre actores, y conformando una nueva economía con más empleos basada en la producción y el transporte limpio”. Apenas han transcurrido 180 días desde aquella fecha, cuando el ICE ha admitido públicamente el congelamiento de sus proyectos de generación eléctrica por el resto de la Administración Alvarado. No sólo es una noticia preocupante para todos los sectores del país, sino que un verdadero aborto o sepultura al noble pero efímero sueño presidencial de iniciar el proyecto de abolición de los combustibles fósiles.

Magnitud de la descarbonización

Abolir los combustibles fósiles en Costa Rica es una meta que implica sustituir gradualmente los 21 millones de barriles anuales de combustibles líquidos que actualmente importa RECOPE, por su equivalente en energía eléctrica producida en el territorio nacional.  Ese equivalente se calcula en base a que un barril contiene 159 litros de gasolina o diésel y que cada litro contiene un equivalente a 10 KWhora de energía eléctrica. El cálculo brinda la cifra de 33,4 Teravatios hora anuales. La generación eléctrica anual actual es de 11 Teravatios hora. En conclusión, descarbonizar la matriz energética en Costa Rica implica CUADRUPLICAR la actual generación de energía eléctrica.

EXPANSION DE LA GENERACION ELECTRICA

Si la meta presidencial propuesta es la de realizar la sustitución de hidrocarburos por electricidad en un plazo de 20 años, eso significa que los 33.4 TWhora, deberán producirse en incrementos anuales de 1,67 TWhora. Y eso implica construir una o varias plantas que produzcan 1,67 TWh entre 365 días del año las 24 horas del día. Ese cálculo resulta en una capacidad de planta de 190 Megavatios de potencia firme para el caso que las plantas fueran de gas natural o geotérmicas. Cualquier otra fuente energética estacional y variable  que se utilice como la hidroeléctrica, requerirá de una potencia de por lo menos 400 Megavatios en caso operase a un 50% de factor de planta.  Del cálculo anterior concluimos que el sistema eléctrico  necesitaría  anualmente  de la incorporación de una planta 33% más potente que la última introducida al sistema, la del PH Reventazón, y cuyo costo muy probablemente será superior a los US$ 2,000 millones de dólares según las cifras conocidas para dicha planta. Un 3,6% del PIB anual en inversión pública o privada.

Conclusión

El congelamiento de los proyectos de expansión eléctrica anunciados por el  ICE, está forzando de manera práctica,  a un aborto sumamente prematuro del proyecto presidencial. Los futuros propietarios de los modernos carros eléctricos, se verán obligados durante los próximos 4 años, a recargar baterías durante horas nocturnas en aquellas zonas del país en donde la distribuidora eléctrica como la CNFL ofrezca tarifa horaria, ya que una recarga en horas diurnas sería sumamente cara al no contar el sistema eléctrico con suficiente energía adicional para esas horas de demanda pico.  Y a mayor demanda de energía eléctrica a causa de los carros eléctricos con cero crecimientos en la matriz de la generación de energía, las tarifas eléctricas continuaran al alza. Sombrío panorama en el que terminará la gestión Alvarado.